El ajo de bruja es una especie de larga data en la región mediterránea. Tanto la cultura griega como romana conocían esta planta y solían cultivarla en sus jardines con fines ornamentales. Sin embargo, su nombre botánico, Allium roseum, es mucho más antiguo, pues hunde sus raíces en la cultura celta, cuando las «brujas» quemaban esta planta como parte de sus rituales y ofrendas a las diosas. Al igual que casi todas sus parientes, el ajo de bruja desprende ese aroma dulzón del ajo que tanto enamora a unos y repele a otros. ¿Sus usos en la actualidad? La jardinería.