La Chile no sólo tiene ciertas preferencias en cuanto a la cantidad de agua que recibe, sino que también le importa mucho cómo se la proporcionas. De hecho, si no utiliza la técnica de riego adecuada, corre el riesgo de dañar sus tomates. La mejor forma de regar Chile es aplicar el agua directamente sobre la tierra de forma lenta y suave. No se debe verter toda el agua en el suelo de una sola vez, ni tampoco regar por encima de la cabeza Chile. Aunque debe regar lentamente, también debe hacerlo en profundidad para asegurarse de que toda la tierra en la que crece su Chile está suficientemente húmeda.
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