La ruda cabruna se introdujo en muchos lugares a principios del siglo XIX como planta forrajera. Sin embargo, hoy en día se considera una maleza de los campos de cultivo. En adición, se ha comprobado que puede resultar tóxica para los animales que la ingieran en grandes cantidades, llegando a provocar la muerte. Antiguamente, se pensaba que esta planta propiciaba la producción de leche materna, algo a lo que hace referencia su nombre de género Galega.