Cuando la ligustrum ibota madura, tolera mejor la sequía y, por lo tanto, necesita menos agua. Sin embargo, asegúrate de que la humedad del suelo sea, aproximadamente, del 20% (ni demasiado seca ni demasiado fangosa), riega la planta cuando veas que el suelo está seco y vuelve a hacerlo antes del invierno.
Es importante evitar regar los plantones demasiado, ya que el exceso de agua puede provocar plagas y enfermedades. Procura rociar los plantones a diario, bien por la mañana o a última hora de la tarde, ya que hacerlo al mediodía puede dañar el sistema radicular. Asimismo, cabe señalar que la ligustrum ibota tiene una cierta tolerancia a la sal y el álcali, por lo que no necesita un agua con un pH determinado. Por consiguiente, se puede utilizar agua pluvial, agua destilada o agua corriente.