La yuca es altamente tóxica para las personas y puede llegar a producir la muerte si se ingiere. Sus raíces tienen una concentración especialmente alta de toxinas, aunque dejan de ser peligrosas una vez se han preparado y cocinado. Tanto los tubérculos como las raíces son venenosas y pueden producir, entre otros muchos síntomas: debilidad, respiración irregular, depresión, pupilas dilatadas, espasmos, convulsiones y coma de corta duración. Por otra parte, ninguna de las partes produce dermatitis por contacto, de modo que se pueden tocar con seguridad y su cultivo suele estar permitido.