La planta de tabaco (Nicotiana tabacum) tiene un importante nivel de toxicidad para los seres humanos, y puede generar afecciones de tipo gastrointestinal, cardíaco y neurológico tanto con el contacto directo con la piel como con la ingesta de cualquiera de sus partes. De acuerdo a estudios del gobierno del condado de Queensland (Australia), se alerta que en condiciones de mucha humedad puede favorecer a la absorción de toxinas a través de su piel, aumentando el riesgo de envenenamiento. Entre los principales síntomas que se presentan en los afectados son: náuseas, vómitos, arritmias y cambios en la presión sanguínea, cefaleas, mareos, brotes en la piel e inflamación.