Hay algunas especies que de tanto cultivarlas terminan naturalizándose en un lugar. Este fue el caso del lágrimas de San Pedro, una planta que antiguamente fue muy cultivada como ornamental, luego cayó en desuso y ahora es habitual verla, sobre todo, en las zonas costeras del Mediterráneo y Baleares. El lágrimas de San Pedro es una de las flores cortadas más exquisitas y duraderas.