La podocarpus elatus necesita luz solar intensa, pero no directa, durante al menos 6 horas al día. También tolera la sombra parcial, pero un exceso de ésta provocará un crecimiento más lento, un porte más flojo y hojas demasiado alargadas. Por otra parte, el sol directo puede provocar quemaduras en las hojas, por lo que a veces puede resultar difícil encontrar el lugar perfecto para esta planta en un jardín. Si cultiva su podocarpus elatus en interior, manténgala a unos metros de una ventana soleada.