Cada año, por primavera, debemos aplicar fertilizante orgánico completamente descompuesto como abono de fondo. Además, hay que aplicar fertilizante otras dos veces al año: a principios y mediados del verano, la primera vez priorizando el nitrógeno y el potasio, y la segunda vez fijándonos en el fósforo y el potasio. También se puede usar un fertilizante de liberación lenta, pero hay que evitar usar cantidades excesivas de fertilizante nitrogenado, porque el exceso puede causar un mayor crecimiento de las ramas, y eso no es bueno para la fructificación.