El cacao se cultiva al menos desde hace 3.500 años por sus frutos de los que, una vez procesadas las semillas, se obtiene el delicioso cacao que sirve como ingrediente principal para fabricar chocolate. Este árbol tiene la capacidad de reforestar zonas degradadas gracias a que puede crecer en simbiosis con hongos, donde se beneficia de ellos, especialmente en suelos pobres.