Diagnóstico automático y prevención de enfermedades de plantas
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Cicatrices
Cualquier marca de color más claro que aparezca sobre los tallos, pero que no crezca o se multiplique, es simplemente la cicatriz de una herida que ha sanado.
Soluciones: Las diferentes causas de las cicatrices requieren diferentes respuestas por parte del jardinero, para evitar que éstas vuelvan a suceder: Las plantas pueden ser protegidas de daño causado por humanos o animales cercándolas, o aislándolas de otras formas del acceso de éstos. Si la causa de las cicatrices es el ataque de pestes o enfermedades, debe tenerse cuidado de no volver a recrear las condiciones causantes de éstas. Las plantas que se han visto afectadas por condiciones ambientales dañinas pueden ser movidas a áreas más hospitalarias, lejos del sol excesivo o del viento fuerte. El proporcionarle suficiente luz y nutrientes a las plantas impedirá la constante pérdida de hojas y botones, cuya caída suele dejar cicatrices.
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Minadores
Los insectos minadores producen heridas en las hojas que toman la forma de líneas blancas retorcidas, o manchas redondas y blancas con centros marrones.
Soluciones: Los minadores, aunque relativamente inofensivos al principio, pueden reproducirse rápidamente y devastar un jardín entero antes del invierno. Para casos severos, los pasos a seguir son: Aplicar un insecticida orgánico en espray (un insecticida a base de azadiractina, que es extraída de la semilla de neem, por ejemplo). Aplicarlo tanto sobre la supercie como sobre el reverso de las hojas. Aplicar un insecticida sintético, de no tener el orgánico los efectos esperados. Un insecticida hecho a base de spinosad (Spintor, por ejemplo) debe utilizarse sobre el anverso y el reverso de las hojas. Introducir insectos benéficos que se alimenten de insectos minadores, tales como avispas parásitas o sírfidos. Para casos menos severos: Podar el tejido afectado, desechando cuidadosamente aquellas partes de la planta que muestren daño causado por minadores.
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Falta de riego
Las hojas pueden marchitarse por una variedad de razones.
Soluciones: La forma más fácil (y más obvia) de tratar la falta de riego es hidratar completamente la planta. Sin embargo, esto debe hacerse con cuidado. Un error común que cometen muchos jardineros es asfixiar sus plantas en agua. Esto puede abrumar las raíces de la planta y afectar su sistema, algo que puede ser incluso más dañino que la falta de agua. En su lugar, riega a fondo y lentamente, tomando descansos para dejar que el agua se sature poco a poco a través del suelo para llegar a las raíces. Usa agua a temperatura ambiente, ya que el agua fría puede causar un shock. En el futuro, acorta el tiempo entre riegos. Una buena regla general es revisar la tierra alrededor de cada planta diariamente. Si está seco al menos a cinco centímetros de profundidad, es hora de regar. Si una planta en maceta se seca muy rápido repetidamente, puede ser una buena idea trasplantarla a un macetero de drenaje más lento.
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Orugas
Las orugas son las larvas de las mariposas y las polillas, que aparecen en una gran variedad de colores, patrones e incluso peinados. Mastican las hojas y los pétalos de las flores, creando grandes agujeros irregulares.
Soluciones: A pesar de que las orugas son diferentes entre sí, todas mastican diversas partes de la planta y pueden causar daños significativos si se presentan en grandes cantidades. Para casos graves: Aplicar insecticida. Para una solución orgánica, rocía las plantas con Bacillus thuringiensis (Bt), que afecta específicamente a la etapa larvaria de las polillas y mariposas. Asegúrate de cubrir las plantas, ya que las orugas necesitan ingerir esta bacteria para que sea eficaz. Esto no daña a otros insectos. Rocía un extracto de pimiento picante. Las semillas de la guindilla se pueden cocinar en agua para elaborar un spray picante que desagrada a las orugas. Rocía esta mezcla en las plantas, pero ten en cuenta que también resultará picante para los seres humanos. Introduce insectos beneficiosos. Libera en tu jardín insectos que se alimenten de orugas, tales como las avispas parasitarias. Para casos menos graves: Eliminación manual. Usando guantes, retira las orugas de las plantas y deséchalas en un cubo de agua jabonosa. Espolvorea las plantas con tierra de diatomeas. Este polvo es inofensivo para los humanos, pero irrita a las orugas y dificulta que se desplacen y coman.
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