Iris bulleyana es similar a la mayoría de las plantas de su género en que contiene propiedades moderadamente tóxicas en la mayor parte de la planta, concretamente en las hojas y el rizoma. Las especies de la familia del iris contienen toda una serie de toxinas diferentes, como irisina, iridina, irisina y terpenoides pentacílicos. No es de extrañar que sean perjudiciales cuando se ingieren. La intoxicación suele producirse por ingestión accidental, sobre todo en niños a los que les gusta el aspecto de estas flores de color azul brillante. La ingestión puede provocar fiebre alta, cansancio extremo, náuseas, vómitos, diarrea y salivación excesiva. Iris bulleyana también es perjudicial cuando se toca directamente, provocando irritación cutánea o reacción alérgica.