Bajo el agua Balón dorado Balón dorado y otras suculentas pueden soportar largos periodos sin agua, por lo que no es habitual que una de ellas sufra de falta de riego. Pero, si de algún modo se olvidó de su planta y no la regó durante un mes o más, probablemente encontrará su Balón dorado con aspecto sediento o con algunas hojas dañadas por la falta de riego. Es muy fácil identificar una Balón dorado con falta de riego. Las hojas se verán arrugadas, secas y planas. Algunas se habrán secado por completo, se habrán vuelto marrones y crujientes o se habrán caído de la planta, empezando por las hojas inferiores y subiendo hacia arriba a medida que continúe la sequía. Y, por supuesto, la tierra estará completamente seca. Si su Balón dorado tiene sed y está mal regada, riéguela abundantemente lo antes posible. Sumergir la maceta completamente en agua durante unos 5-10 minutos es una buena forma de asegurarse de que la tierra y la planta se rehidratan correctamente. Cuando notes una sensación de humedad en la superficie de la tierra con el dedo, significa que el riego se ha realizado correctamente. Si aún quedan hojas secas, arránquelas para dejar espacio al nuevo crecimiento. Riego excesivo Balón dorado Regar en exceso es peligroso para Balón dorado y puede ser fatal para tu planta si no pones remedio a la situación. Demasiada humedad a lo largo del tiempo provoca la pudrición de las raíces, lo que impide que éstas puedan absorber los nutrientes y el agua del suelo. La podredumbre de las raíces se produce cuando las condiciones de humedad permiten que hongos y bacterias florezcan en el suelo y se alimenten de las raíces. Si descubres que está regada en exceso, es mejor que cambies las condiciones de cultivo, colócala en un lugar con más ventilación y ajusta la frecuencia de riego, por ejemplo. Los síntomas del exceso de riego son hojas amarillas, hinchadas y translúcidas que incluso pueden reventar por estar demasiado llenas de agua. Si el problema persiste sin tratamiento, las hojas pueden volverse marrones o negras y desprenderse de la planta al menor roce. Asegúrate de comprobar el suelo para determinar si el riego excesivo es el culpable, ya que otros problemas pueden causar síntomas similares. Es un poco difícil (pero no imposible) salvar una planta regada en exceso. La clave está en detectarlo pronto, antes de que se produzcan daños importantes. Si las raíces se pudren, es probable que muera toda la planta. Si sospecha que ha regado demasiado su Balón dorado, el primer paso es sacarla de la maceta y comprobar las raíces y la tierra. Después de sacar la planta de la maceta, retira con cuidado la tierra húmeda de alrededor de las raíces y enjuágalas con agua a temperatura ambiente. Esto ayuda a eliminar los hongos que puedan estar escondidos en la tierra y te permite hacerte una mejor idea del estado de salud de las raíces. Si tu planta ya ha desarrollado podredumbre radicular, verás raíces de color marrón oscuro o negro, blandas, pastosas o viscosas. Si la mayoría de las raíces ya están afectadas por la podredumbre, puede que no sea posible salvar la planta. En este caso, lo mejor es quitar las hojas sanas e intentar utilizarlas para propagar una nueva Balón dorado. Por suerte, esta planta es fácil de propagar incluso a partir de una sola hoja. Si, por el contrario, sólo una parte de las raíces ha sucumbido a la podredumbre y aún quedan otras raíces sanas, existe la posibilidad de salvarla. Utiliza una herramienta de corte esterilizada para eliminar las raíces de aspecto poco sano. Una vez que sólo te queden las raíces firmes y pálidas, es buena idea sumergirlas en un fungicida para eliminar cualquier espora restante. A continuación, puedes trasplantar tu Balón dorado a una maceta con tierra fresca que drene bien. Aunque esto no siempre funciona para salvar una suculenta con raíces podridas, en la mayoría de los casos esta planta podrá recuperarse por completo y volverá a crecer a partir de la siguiente temporada de cultivo.