La poda es una parte importante del mantenimiento de Frutilla silvestre, sobre todo si quieres recoger sus frutos. Aunque no es complicado, hay que saber cuál es el mejor momento para podar. En el caso de las hojas muertas, moribundas o amarillentas, puedes podarlas inmediatamente, ya que pueden afectar a otras hojas e incluso a la cosecha de frutos. Asegúrate de comprobar regularmente si las hojas cambian de color, de verde a marrón o amarillo, y si tienen agujeros. Además de las hojas, también debes vigilar los chupones (brotes laterales de la planta principal). Retíralos unas semanas después de que los veas crecer a finales de primavera. Si esperas demasiado, empezarán a quitarle demasiados nutrientes a la planta principal, lo que significa que ésta no crecerá tanto y puede que no florezca ni dé frutos. Dicho esto, una vez que el tallo principal tenga entre 6 y 8 meses, conviene conservar un retoño para sustituir a la planta vieja en la siguiente temporada. Cuando empiecen a formarse los frutos, a finales de primavera o principios de verano, hay que retirar las hojas que les den sombra, ya que los frutos necesitan plena luz solar para madurar. Si no puedes apartar las hojas, poda sólo lo necesario. No te excedas, ya que podría afectar al crecimiento de los frutos. A medida que crezcan los frutos, vigílalos y retira los pequeños o malformados. Aunque puede disminuir el rendimiento total, los frutos restantes crecerán más y madurarán antes. Al fin y al cabo, cuantos más frutos haya, más nutrientes se necesitan para que crezcan todos. Al reducir la competencia, la fruta restante puede obtener más agua y nutrientes del suelo para crecer grande y fuerte. Cuando hayas recogido todos los frutos, corta el tallo que los produjo. Cada tallo produce frutos una vez, por lo que si lo dejas, robará nutrientes a los nuevos tallos y frutos.